El Aberdeen es el último equipo que se entrometió en el duopolio instaurado por Celtic y Rangers en el fútbol escocés. Corría el año 1985. En España fue el Valencia, hace siete años, el encargado de recordar al mundo que hay vida más allá de Barcelona y Real Madrid. Desde entonces, nadie además de los dos transatlánticos ha conseguido ganar la Liga. Lendoiro, presidente del descendido Deportivo, ha sido el último en recordar que el fútbol patrio camina irremediablemente hacia el modelo escocés. Vino a recordar ayer que las distancias entre Barça, Madrid y el resto de equipos son insalvables, «también en Europa».
Casi todo se reduce a dinero. Sólo con la recaudación por los derechos televisivos y el patrocinio se entiende que los presupuestos de Madrid (486 millones) y Barça (461) quintupliquen a los de Valencia y Atlético (110) e incluso sean más de seis veces superiores a los de Sevilla (80), Athletic de Bilbao (62) o Villarreal (50). Todos ellos, a priori, llamados a ser los principales animadores dentro de una Liga que marcha a dos velocidades.
Florentino Pérez y Sandro Rosell han firmado grandes contratos con patrocinadores extranjeros, sorteando la crisis que sí han sufrido el resto de los mortales. El presidente del Barça reconocía que sin el sello de Qatar Fundation-el club catalán cobra 165 millones en cinco temporadas-, su estatus sería distinto: «El Barça sería sostenible, pero con otra dimensión. No podría seguir manteniendo todo lo que tiene y los rivales tendrían más ventajas». El vigente campeón de Liga y Champions se embolsa anualmente 33 millones por el patrocinio de los qataríes. Su principal opositor, el Real Madrid, renovó su acuerdo con Bwin hasta 2013. El conjunto del Bernabéu recibe por ello 23 millones al año...
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