Al hablar de futbolistas fiesteros, enseguida vienen a la cabeza unos cuantos nombres, muchos de ellos de brasileños. Ya se sabe, llevan la samba en la sangre. Romario, por ejemplo, llegó a decir durante su estancia en el Valencia que necesitaba salir por las noches para rendir en el campo. Mientras le salieron las cosas bien, la afición en Mestalla le gritaba: “Vete de fiesta, Romario vete de fiesta”. Has que dejó de marcar goles, claro. Es lo mismo que le había pasado antes en el Barcelona, cuya noche conocía muy bien...
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