Un jugador es fichado con un contrato de 4 años por el Club A por 2mio€, de los cuales 1,5mio€ (75% de los derechos) han sido aportados por el Inversor X y 0,5mio€ (25%) por el Inversor Y. Supongamos que al cabo de 2 años el jugador es vendido a otro club por 5mio€, produciéndose por tanto una revalorización de 3mio€. En este caso, el Inversor X habrá obtenido un beneficio de 2,25mio€ (75% del total) y el Inversor Y un beneficio de 0,75mio€ (25%).
Obviamente, para que puedan generarse beneficios con los derechos económicos es imprescindible que el jugador tenga contrato en vigor con un club. Si el jugador está libre o en el último año de su contrato, sus derechos económicos no tendrán ningún valor, al desaparecer la necesidad de que un club pague un traspaso. Surge aquí una de las claves de la gestión de derechos económicos. La imperiosa necesidad de los inversores de que el jugador tenga siempre un contrato laboral firmado con tiempo por delante y de que no quede libre en ningún momento...
No hay comentarios:
Publicar un comentario